SIGUIENDO REGLAS, ENCONTRANDO PROBLEMAS PSICOLÓGICOS
Estoy aquí de nuevo, con la intención de compartir (aunque sea de forma resumida y no demasiado ortodoxa) algo del conocimiento que los investigadores en psicología están intentando generar en el laboratorio.
Aprendizaje contingente vs conducta gobernada por reglas
Es bastante común y clásico establecer el razonamiento como, al menos, una de las diferencias principales entre los seres humanos y el resto de los mamíferos.
Simplificando muchísimo, se podría decir que compartimos con los mamíferos un modo de aprendizaje por contingencias (i.e. por las consecuencias de nuestros actos, de lo que ocurre en nuestra relación con el contexto) y que nosotros nos distinguimos de ellos porque tenemos un modo especial de aprendizaje que está soportado en el lenguaje y que es el comportamiento guiado por reglas.
Sin entrar en los errores lógicos y los “alcorces” que los seres humanos “perpetramos” para eso que llamamos razonar (quizá en otro post me de el aire y me ponga a hablar de las variadas formas de engaño “racional”), el aprendizaje de reglas verbales supone una ventaja competitiva respecto al resto de los mamíferos.
Las reglas verbales vendrían a ser como directrices, relaciones causa efecto, que aprendemos verbalmente y que nos permiten conocer cosas del mundo (o pautas de cómo funciona éste) sin tener que contactar directamente con ellas.
Las reglas que aprendemos son de alguna manera “inacabables”. Abarcan cualquier aspecto de nuestras vidas y las aplicamos inadvertidamente en la mayor parte de los casos ocasiones.
Tienen la particularidad de combinarse y ordenarse de múltiples maneras, además de generarse por derivación y sin nuestra participación explícita y voluntaria.
Por supuesto, estas reglas son dependientes del contexto cultural donde nos desenvolvemos y por lo tanto tienen un elevado grado de arbitrariedad, especialmente cuando se refieren a cuestiones, digamos, no universales y muy dependientes de las características de la cultura donde nos ha tocado vivir.
No obstante, creo que todos estaremos de acuerdo que, de niños, nos vino muy bien esta habilidad para no tener que aprender “experimentando” que si metes los dedos en un enchufe podemos salir mal parados y más adelante cuando, en una espléndida tarde de domingo, decidimos quedarnos a estudiar en lugar de salir a pasarlo bien con los amigos, porque en un momento dado hicimos nuestra la regla de que “si estudias aprobarás tus exámenes”
Continuará…